El experto marinero neozelandés James Cutfield enfrenta cargos de homicidio involuntario
James Cutfield, capitán del superyate «Bayesian» del magnate tecnológico británico Mike Lynch, se negó a responder a las preguntas de los fiscales durante un interrogatorio en Termini Imerese, tras ser acusado de homicidio involuntario por negligencia y causar un naufragio en el que fallecieron Lynch, su hija de 18 años, Hannah, y cinco personas más. El yate se hundió durante una tormenta cerca de Palermo el 19 de agosto.
Defendido por los abogados Giovanni Rizzuti y Aldo Mordiglia, Cutfield fue interrogado durante dos horas por magistrados. Se discutió sobre si las puertas y escotillas estaban cerradas y el momento en que se activó la alarma tras el golpe de un fenómeno meteorológico extremo conocido como «downburst». También se analizó el tiempo que transcurrió desde que el superyate de 56 metros comenzó a inundarse hasta que se lanzó una bengala de emergencia desde una balsa salvavidas.
Antes de trabajar para Lynch, Cutfield había sido capitán de yates de lujo en el Mediterráneo, incluido el de un multimillonario turco. Cutfield y su esposa, Cristina, residen en Mallorca, donde se casaron el año pasado. Los fiscales también han interrogado a otros miembros de la tripulación del «Bayesian», y es posible que más personas sean investigadas en relación con el naufragio.
La investigación se centra en si alguna escotilla quedó abierta o si la quilla estaba levantada, lo que habría hecho que el barco fuera menos estable. Expertos navales, como Franco Romani de Perini Navi, fabricante del yate, consideran que el «Bayesian» no debería haberse hundido tan rápidamente. Según Romani, «si se cierran todas las escotillas, el agua no entra; en condiciones extremas, el barco puede inclinarse, pero no se hunde».
El fiscal Raffaele Cammarano dirige la investigación del naufragio, que también cobró la vida de otras figuras destacadas como Jonathan Bloomer, presidente de Morgan Stanley International, y su esposa Anne Elizabeth. Los pasajeros no tuvieron tiempo de escapar porque dormían en sus camarotes durante la tormenta. Lynch había organizado el viaje para celebrar el fin de una batalla legal de 12 años relacionada con la venta de su empresa Autonomy a Hewlett-Packard.
La familia Lynch agradeció a las autoridades italianas su ayuda y pidió privacidad en estos momentos difíciles. «Estamos devastados, en estado de shock», dijeron en un comunicado. Los equipos de rescate, que también participaron en el desastre del Costa Concordia, destacaron las condiciones extremas en las que trabajaron para recuperar los cuerpos.